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lunes, 11 de enero de 2010

Anita Delgado, Maharaní de Kharputala


Tal vez la melancolía que desprende tu mirada,
la delicadeza de tu belleza,
o el arte que impregna tus gráciles movimientos al bailar,
cautivaron el corazón de Jegait Singh, Maharajá de Khapurtala,
quien a la boda de Alfonso XIII acudió y en el Central-Kursaal con tu mirada, belleza y arte se encontró, para quedar atrapado en ellas.
Una de ella o las tres a la vez.
¿Tu mirada lo embaucó?
¿Tu belleza lo embelesó?
¿Tu arte lo hechizó?
Con vehemencia quiso conquistarte.
Con vehemencia le negaste.
Resignado debió partir, suspirando por el hueco negado en su harén,
como parte la grulla que atrás deja una primavera de lirios florecidos,
un verano de esplendorosas sombras verdes del follaje de árboles alegres reflejados en el espejo de un estanque,
huyendo del frío, de la tristeza, del vacío tenebroso hollado por amores refutados.
Vuela hacia tierras cálidas que llenen la desgarradora vacuidad que has dejado.
Ni siquiera entre su prolifero gineceo encontró consuelo el lacerado corazón de Maharajá.

Hasta que un día sus sufrimientos paliarías
accediendo a tan codiciadas nupcias,
permitiendo lo que antes negaras,
convirtiendo a una malagueña en Maharaní de Kharputala.

domingo, 10 de enero de 2010

Casares



Derramas tu blancura por la verde ladera,
en afanosa búsqueda de un lugar donde serenar los ánimos inquietos, por tanta belleza, que tu prestancia induce en la gente que te contempla.
Casares, donde el tiempo discurre con parsimoniosa templanza,
sosegada por la reticente voluntad de implicarte en una época de la que recelas
para no verte engullida en sus inexorables entrañas,
en la vorágine que todo equipara,
sin importarle sentimientos,
sin importarle añoranzas,
sin importarle recuerdos.
Aguardas bajo un cielo
surcado por el imperturbable vuelo del buitre leonado
al acecho de quienes tu quietud quiere perturbar,
tu reposo alterar.


sábado, 9 de enero de 2010

María Sagredo (Alozaina)


Audaz María Sagredo, doncella a quien no amendrentó las varoniles ausencias para defender la plaza de Alozaina del asalto morisco.

Viendo a Don Martín Domínguez, tu padre, caído de un aciago y cruel escopetazo moro, fruto de las iras de la rebelión y de quien recogiste capotillo, celada, ballesta y aljaba, supiste defender el portillo, encaramada al muro, cual decidido y aguerrido aladid dando muerte a un moro, y a otros muchos avistastes caer lacerados por tus saetas o emprendiendo una alocada huida ante la pertinaz y despavorida embestida de los enjambres de abejas, que manaron de las colmenas que como balas lanzadas desde inexistentes bombardas arrojastes con pericia y soltura que te hicieron merecedora de los reconocimientos de los consejos de su majestad te hiciesen merced de unas haciendas de moriscos en Tolox para tu casamiento.


viernes, 8 de enero de 2010

Calle San Agustín

Inexpugnable quietud que transmite a mi alma
cuando en la imposibilidad de gozarte en soledad,
como te veo en este instante insólito,
sin la interferencia de rostros desconocidos,
de pasos extraños que distraigan mis pensamientos,
ni la mirada, embelesada por los encantos que desprenden tus muros y paredes,
que como rostros llenos de vitales sentimientos,
miran a través de ventanas:
ojos que traspasan almas impunes,
que vagan perdidas en ensoñaciones,
atrapadas en tu beldad,
y la certeza de que algo aún más hermoso me aguarda, desconocido y anhelado, en la torre que enalteces con soberbia,
medio oculta tras la tímida palmera.

jueves, 7 de enero de 2010

Málaga en el alma














No es otra mi intención que la de tratar de explicar los sentimientos que despierta en mi alma esta ciudad de luz y color inigualables.