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sábado, 8 de mayo de 2010

Marisol, Pepa Flores















¿Quién no se perdió irremisiblemente en la inmensidad oceánica que baña tu mirada, en sus destellos cegadores, atrayentes?
¿Quien no suspiró por esa sonrisa deslumbrante, de resplandores hechiceros, quedando atrapado por el ensalmo que de ella se desprende?
Sentimientos viejos, añejos, que renacen como el Ave Fénix de unas cenizas aún incandescentes, aflorando con renovada intensidad, como si el tiempo se hubiese detenido en mi íntima infancia para resurgir, reconstituidos en su integridad ante la visión de tu rostro de belleza inmortal, de ternura inefable, de la sublimidad de tu sonrisa.
Hoy, ese niño que fui, trémolo ante tu televisiva presencia, el corazón amilanado, temeroso de cualquier daño instigado por la exigencia de guión cruel, ajeno a nuestro inocentes sentimientos, capaz de depararte el más nimio de los daños, ha renacido gracias al casual encuentro con esta foto tuya, Marisol/Pepa Flores




1 comentario:

  1. Mágica tierra la tuya y sentido homenaje el que le haces en este blog recién descubierto por mí. No dejes de alimentarlo, porque con ello proporcionas sustento a las raíces que te acompañarán siempre, estés donde estés y hagas lo que hagas. He dejado el comentario aquí, pero podría haberlo dejado en cualquiera de las entradas que he leído porque Málaga tiene tanto de lo que hablar... Me gusta especialmente esta etiqueta, la de personajes, y recuerdo con ella que mi vida ha estado y está llena de malagueños, desde Victoria Kent, quien dio nombre al instituto donde estudié, hasta el Marqués de Salamanca, quien me permite pasear por sus calles del barrio madrileño aunque yo no tenga mucho que ver con las gentes que lo habitan, sin olvidar los numerosos amigos anónimos más allá de su círculo de amistades y familiares. Lo dicho, aliméntalo, por favor, merece la pena.

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